¿Las secuelas del COVID-19 le han dejado fatiga, depresión, ansiedad o problemas de sueño y concentración? Cómo reconocer los síntomas posteriores al COVID y obtener la ayuda que necesita.

 

¿Qué es el COVID prolongado?

El COVID prolongado es una afección en la que los efectos del COVID-19 persisten durante semanas o meses después de la enfermedad inicial, incluso cuando el virus ya no se detecta en el cuerpo. Si bien la mayoría de las personas que contraen coronavirus se recuperan en unas pocas semanas, otras experimentan síntomas a largo plazo que incluyen fatiga, problemas respiratorios como dificultad para respirar y problemas psicológicos como depresión, ansiedad, dificultades para dormir y “niebla mental”.

También conocido como síndrome post-COVID-19, COVID de cola larga o COVID de larga duración, los efectos pueden afectar su capacidad para trabajar, estudiar, administrar sus finanzas, participar en actividades sociales o tomar decisiones. Incluso las actividades físicas ligeras, como las tareas domésticas, conducir o hacer una llamada telefónica, pueden dejarle exhausto (a) y dolorido (a). Puede ser inusualmente olvidadizo (a), tener dificultades para concentrarse en tareas simples o sentir que no puede pensar con claridad. Algunas personas con COVID prolongado sienten que su cabeza está nublada, lo que les dificulta hacer cálculos matemáticos, por ejemplo, o encontrar la palabra correcta para decir. Como un “viajero de larga distancia”, también puede sufrir cambios en su estado de ánimo, con síntomas más comunes de ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Por supuesto, debido a que es un virus tan nuevo, queda mucho por aclarar sobre los efectos duraderos de COVID-19, incluido por qué algunas personas se ven afectadas por COVID prolongado, qué causa exactamente los síntomas o cuánto tiempo es probable que duren.

 

 

¿Qué tan común es el COVID prolongado?

Diferentes estudios han variado enormemente en sus resultados, estimando que entre el 10% y el 60% o más de los pacientes con COVID-19 pueden verse afectados por síntomas persistentes como fatiga, problemas para dormir y cambios de humor. Incluso aquellos que no fueron hospitalizados y solo experimentaron síntomas leves de coronavirus pueden experimentar un COVID prolongado. Quizás la investigación más sorprendente ha sugerido que es probable que hasta un tercio de los sobrevivientes de COVID-19 sufran problemas neurológicos o de salud mental dentro de los seis meses, que van desde trastornos del estado de ánimo hasta demencia o accidente cerebrovascular.

Sin embargo, si ha tenido y se ha recuperado de COVID-19, trate de no dejar que los números lo alarmen. Muchos síntomas prolongados de COVID son difíciles de cuantificar y algunos pueden deberse al trauma de la pandemia con todo su estrés, dolor, aislamiento y agitación, en lugar del virus en sí. Después de todo, ¿cuántas personas no han experimentado ansiedad, estado de ánimo deprimido o problemas para dormir o concentración en algún momento durante este momento difícil?
La duración de la pandemia, su creciente número de muertes y todos los bloqueos, cuarentenas y dificultades financieras asociadas han cobrado un alto precio en la salud mental colectiva, con tasas vertiginosas de ansiedad, depresión y otros problemas emocionales, todo lo cual puede desencadenar síntomas físicos también.

De manera similar, es común que los efectos a largo plazo en la salud, como fatiga, ansiedad y TEPT, sigan al tratamiento de cualquier enfermedad potencialmente mortal, especialmente si implica hospitalización (en el caso de COVID-19, hospitalización junto con aislamiento de familiares y seres queridos).
Si sus síntomas están directamente relacionados con el virus, un síndrome posviral o los efectos de la pandemia, no significa que su sufrimiento sea menos real o que no pueda mejorar cómo se siente. Si bien todavía hay mucho que no sabemos sobre el COVID prolongado, hay pasos que puede seguir para aliviar sus síntomas, recuperar su salud y mejorar su estado de ánimo.

 

 

Síntomas de COVID prolongado

Todavía no hay una definición formal de COVID prolongado. Algunas autoridades médicas e investigadores lo definen como una extensión de algunas semanas después de la recuperación, otros varios meses. Y aunque tampoco existen criterios de diagnóstico establecidos, los síntomas más comunes informados incluyen:

 

Síntomas físicos

• Fatiga, dolores musculares y debilidad.
• Dolor en el pecho y palpitaciones del corazón.
• Dolor de cabeza.
• Dificultad para respirar.
• Dolor en las articulaciones.
• Salpullido o caída del cabello.
• fiebre intermitente.
• Tos.

 

Síntomas mentales o neurológicos

• Problemas de memoria y concentración.
• Dificultad para pensar con claridad (cerebro o “niebla” de COVID).
• Interrupción del sueño: desde dormir demasiado hasta insomnio.
• Depresión.
• Ansiedad.
• Trastorno de estrés postraumático (TEPT).
• Cambios en el estado de ánimo, emociones extremas.
• Olor y gusto alterados.

 

La naturaleza y el alcance de los síntomas pueden variar mucho de una persona a otra. Los síntomas a menudo también pueden fluctuar, por lo que puede sentirse más fatigado un día que el siguiente, por ejemplo, encontrar que las emociones difíciles van y vienen, o sentirse mentalmente menos agudo en ciertos días. También puede enfrentar una falta de comprensión por parte de otras personas en el hogar o el trabajo que sienten que ya debería haberse recuperado o incluso lo acusan de fingir. Si no puede trabajar, el estrés adicional y la preocupación de perder sus ingresos pueden empeorar sus síntomas.
Con menos frecuencia, algunas personas que se recuperan de COVID-19 tienen complicaciones graves a largo plazo que afectan la función de sus pulmones, riñones, corazón o cerebro. Otros informan sensibilidad a la luz y los sonidos, hematomas excesivos o extremidades entumecidas. Experimentar síntomas tan perturbadores puede afectar aún más su salud mental y su bienestar.

 

 

Causas del COVID prolongado

Las condiciones posvirales no son inusuales; otras infecciones virales también pueden tener efectos duraderos. La meningitis y la fiebre glandular, por ejemplo, pueden desencadenar el síndrome de fatiga crónica. La pandemia de gripe de 1918 se vinculó con casos de encefalitis (inflamación del cerebro), mientras que el brote de síndrome respiratorio agudo severo (SARS) de 2003 dejó a algunos pacientes con síntomas similares a los de la COVID de larga duración.
Si bien no sabemos por qué algunas personas sufren de COVID prolongado y otras no, los factores contribuyentes podrían incluir:

• Inflamación del cerebro o del sistema inmunitario causada por el virus.
• Una respuesta reducida o ausente de los anticuerpos de su sistema inmunológico.
• Experimentar una recaída o una reinfección del coronavirus.
• Trauma después del estrés de la hospitalización o cuidados intensivos.
• Desacondicionamiento o disminución de su salud física después del período de reposo en cama e inactividad mientras estaba infectado con COVID-19.
• Daño al sistema inmunológico, pulmones u otros órganos causado por el virus o niveles bajos de oxígeno.

 

 

Qué hacer si tiene COVID de larga duración

Dado que los síntomas y el impacto de una COVID prolongada pueden variar mucho de un paciente a otro, es importante adaptar sus estrategias de afrontamiento a sus síntomas específicos. Los problemas físicos como la dificultad para respirar, la fiebre y el dolor pueden hacer que se sienta sin energía, mentalmente agotado y que lo lleven a un estado de ánimo deprimido, todo lo cual requiere diferentes habilidades de afrontamiento.

Si bien puede parecer abrumador, hay medidas que puede tomar para cuidar su salud en general y aliviar su angustia en este momento difícil.

Busque ayuda médica de inmediato si experimenta dolor en el pecho, dificultad para respirar, un cambio profundo en el peso o no puede mantenerse despierto, comer o beber. Su médico también puede ayudar a aliviar los síntomas físicos y descartar cualquier complicación grave o causas subyacentes.

Vacunarse. Si bien la investigación está en curso, algunas personas con COVID de larga duración han informado que tener una vacuna ha ayudado a aliviar sus síntomas.

Continúe teniendo precaución para evitar la reinfección. Use cubre bocas si está en público, evite los viajes no esenciales, lávese las manos con frecuencia con agua y jabón o use un desinfectante para manos que contenga al menos un 60 % de alcohol.
Coma una dieta saludable. Los alimentos que come pueden afectar tanto su estado de ánimo como sus niveles de energía. Trate de comer una dieta equilibrada y nutritiva rica en frutas y verduras.

Limite su consumo de alcohol y cafeína. Ambos pueden interrumpir su sueño y afectar negativamente su sistema inmunológico. La cafeína puede darle un empujón a corto plazo, pero puede llevarle a una dolorosa caída de energía más adelante.
Dejar de fumar. La nicotina en el tabaco aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, irrita el sistema respiratorio y reduce la función pulmonar, todo lo cual exacerbará los síntomas de una COVID prolongada. Si bien dejar de fumar puede ser difícil, su circulación y respiración mejorarán muy rápidamente.

Encuentre apoyo. Este es un momento en el que más necesita la ayuda y el apoyo de los demás. Pero sentirse persistentemente fatigado y con dolor puede hacer que sea difícil acercarse e incluso hacer que se retraiga. A algunas personas les puede resultar difícil entender por qué sus síntomas persisten, haciéndolos sentir aún más aislados y solos. Intente ponerse en contacto con un ser querido.

Además de cuidar su salud y bienestar general, puede utilizar las siguientes sugerencias para hacer frente a algunos de los síntomas más comunes del COVID de larga duración.

 

 

Manejo de la fatiga

La fatiga persistente es uno de los síntomas más frecuentes y puede ser tentador descansar por completo cuando se siente tan agotado (a). Sin embargo, con el síndrome de fatiga crónica (encefalomielitis miálgica), por ejemplo, hay poca evidencia de que el descanso completo ofrezca algún beneficio. De hecho, con el tiempo, la falta de actividad puede reducir su masa muscular, debilitar su sistema inmunológico y hacer que se sienta aún más débil y fatigado (a).
Para la mayoría de las personas, es mejor mantener un equilibrio entre el esfuerzo y el descanso, con el objetivo de reanudar el ejercicio y los niveles de actividad de forma muy gradual. Dado que el COVID prolongado puede hacer que experimente picos y valles de energía, es importante no exagerar los días en los que se siente con más energía. Esto solo hará que la depresión del día siguiente se sienta más profunda e incluso podría retrasar su recuperación.
En su lugar, establezca patrones regulares de actividad y descanso. La constancia puede ayudarle a evitar cansarse demasiado o descansar demasiado. También puede proporcionar una línea de base a partir de la cual aumentar gradualmente lo que puede hacer.

 

Descanso y relajación. La verdadera relajación no significa sentarse en el sofá viendo la televisión. Más bien, significa activar la respuesta de relajación natural de su cuerpo, un estado de descanso profundo que disminuye el ritmo cardíaco, reduce la presión arterial y alivia el estrés y la ansiedad. Puede lograr la respuesta de relajación practicando regularmente una técnica de relajación como la meditación, la respiración profunda. Programe descansos regulares entre actividades y practique una técnica diferente hasta que encuentre las que funcionen mejor para usted.

Ejercicio. Puede sonar contradictorio, pero estar activo puede aumentar su energía en lugar de agotarla, si sus síntomas físicos lo permiten. Sin embargo, es importante no tratar de hacer demasiado o esforzarse al límite de su energía. En cambio, adopte un enfoque paso a paso y fíjese objetivos modestos y realistas. Comience muy lentamente con una caminata corta o estiramientos suaves, por ejemplo, e intente aumentar gradualmente la cantidad de ejercicio que hace con el tiempo. Pero siempre deténgase si tiene fiebre, dificultad para respirar o cualquier tipo de dolor muscular.

Evite demasiada estimulación sensorial. Los lugares concurridos y ruidosos, las tiendas bien iluminadas y los videojuegos, por ejemplo, pueden agotar rápidamente su energía y exacerbar síntomas como el dolor de cabeza, la ansiedad y la confusión mental. Dedique tiempo a realizar actividades más relajantes, como conversar con un amigo, amiga o escuchar un audiolibro.

 

 

La fatiga como síntoma de depresión

La fatiga también es un síntoma común de la depresión. Cuando está deprimido, puede sentirse lento (a), perezoso (a) y agotado (a) físicamente incluso después de las tareas más pequeñas. Y las cosas que mejor pueden ayudar a aliviar su depresión, como moverse y conectarse con otros, a menudo son las más difíciles de hacer cuando se siente sin energía y sin esperanza.
Sin embargo, si cree que su fatiga puede ser un síntoma de depresión, hay pasos pequeños pero positivos que puede tomar cada día para escapar de la nube de depresión y mejorar cómo se siente. Puede ver el artículo Lidiando con la depresión durante el coronavirus

 

 

Utilice el enfoque para las tareas diarias

Cuando sufre de COVID prolongado, incluso la actividad más suave puede parecer agotadora. Sin embargo, al hacer pequeños cambios en la forma en que marca el ritmo, planifica y prioriza sus tareas diarias, puede conservar energía y hacer más durante el día.

Marcar el ritmo, planificar y priorizar

Controle su ritmo dividiendo las tareas grandes en otras más pequeñas y manejables y teniendo descansos durante y entre actividades. Por ejemplo, reparta las tareas del hogar a lo largo del día, tomando un descanso entre cada una. Siéntese mientras está en la ducha, cepillándose los dientes o lavando los platos. Lea o trabaje en la computadora por periodos breves, y descanse lo suficiente en el medio.

Planifique formas de espaciar las tareas o prográmelas para los momentos del día en que se sienta con más energía. Vaya al supermercado cuando haya menos gente, por ejemplo. Cocine suficiente comida para congelar las sobras para comer cuando no tenga ganas de cocinar, o planee usar solo ropa que no necesite planchar.

Priorizar las tareas y actividades que son realmente necesarias y busca alternativas de ahorro energético. Compre en línea para ahorrarle ir a la tienda, por ejemplo, haga arreglos para que un amigo (a) lo ayude a pagar las facturas o hacer cualquier trabajo pesado, o postergue el trabajo de jardinería hasta que se sienta más fuerte.

 

 

Abordar los problemas del sueño

El sueño ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, los niveles de energía y el estado de ánimo, pero la calidad del sueño es tan importante como la cantidad. Si bien los problemas para dormir pueden desencadenarse por un COVID prolongado, también pueden exacerbar otros síntomas. La mala calidad del sueño por la noche afecta lo bien que se siente durante el día, lo que a su vez afecta lo bien que puede dormir por la noche. Antes de que se dé cuenta, está atrapado en un círculo vicioso descendente de falta de sueño y aumento de la fatiga durante el día.

Algunas personas con COVID prolongado luchan por conciliar el sueño por la noche o se despiertan sin sentirse descansados. Otros tienden a quedarse dormidos, durmiendo más de nueve o diez horas seguidas. Esto puede provocar cansancio durante el día, falta de energía y problemas de concentración. En muchos casos, puede tener un mejor horario de sueño si adopta hábitos de sueño más saludables.

 

Mejore su calidad de sueño por la noche

Limpie sus hábitos a la hora de acostarse y su entorno de sueño. Acuéstese y despiértese a la misma hora todos los días, evite el alcohol por la noche y apague las pantallas al menos una hora antes de acostarse. Trate de que su habitación sea lo más cómoda, oscura y silenciosa posible.

Adopte un ritual relajante a la hora de acostarse. Para ayudarle a relajarse antes de acostarse, tome un baño tibio, escuche música relajante o practique una técnica de relajación como la meditación, la respiración profunda o algunos estiramientos de yoga.
Realice una actividad tranquila y no estimulante si se despierta durante la noche y no puede volver a dormirse. Intente leer un libro o escuchar música, por ejemplo. Solo recuerde mantener las luces tenues y evitar el uso de pantallas.

 

Lidiar con pensamientos ansiosos por la noche.
Si las preocupaciones sobre su salud o bienestar le impiden dormir por la noche, intente anotar brevemente sus temores específicos en un papel. Luego, posponga la preocupación por ellos hasta la mañana, cuando estará más descansado (a) y podrá trabajar mejor para encontrar una solución.

También hay estrategias que puede usar para lidiar con la incertidumbre y aprender a enfrentar el futuro con más confianza.

 

Reducir el exceso de sueño
En el síndrome de fatiga crónica, una afección que comparte algunas similitudes con la COVID prolongada, dormir demasiado rara vez mejora los síntomas. Por el contrario, dormir hasta tarde o tomar una siesta durante el día puede interferir con la calidad de su sueño nocturno y preservar el ciclo de sueño deficiente y aumento de la fatiga durante el día.

Para ayudar a corregir el exceso de sueño:

• Reduzca gradualmente y luego elimine el sueño durante el día. Comience por programar más descansos entre tareas y actividades para evitar cansarse tanto que sienta la necesidad de dormir.

• Cuando su energía decaiga, en lugar de tomar una siesta durante el día, trate de estar físicamente activo o practique una técnica de relajación como la meditación. Ambos le ayudarán a sentirse con más energía sin el aturdimiento que a menudo puede seguir al despertar de una siesta.

• Cuando haya eliminado el sueño diurno, comience a reducir la cantidad de horas que duerme por la noche. Puede hacerlo gradualmente acostándose un poco más tarde cada noche y levantándose un poco más temprano cada mañana. También puede reemplazar el sueño perdido con relajación adicional.

 

 

Hacer frente a los cambios de humor

Los cambios más comunes en el estado de ánimo y la salud mental que acompañan a un COVID prolongado son la ansiedad, la depresión y el trauma. Si bien los problemas parecen ser más graves en quienes experimentaron síntomas agudos de COVID-19 y fueron hospitalizados, siguen siendo comunes entre quienes solo fueron tratados como pacientes ambulatorios.
Lo que sabemos con certeza es que la salud física y mental están íntimamente relacionadas. Al cuidar su salud mental, también puede reducir los efectos debilitantes de sus síntomas físicos.

Ansiedad. Cuando está luchando contra el COVID a largo plazo, es comprensible que se sienta ansioso (a) o inseguro (a) acerca de qué tan pronto se recuperará, si sufrirá alguna complicación a largo plazo o cuándo podrá reanudar por completo su vida anterior. Si bien la tensión constante, la inquietud y la preocupación pueden desgastarle, hay pasos que puede tomar para aliviar su ansiedad. Crear un período de preocupación, desafiar los pensamientos ansiosos y aprender a aceptar la incertidumbre puede reducir significativamente la preocupación y calmar su mente ansiosa.

 

Depresión. Los sentimientos de desesperanza y desesperación pueden parecer abrumadores cuando se está luchando con un problema de salud grave. La depresión puede sentirse como si estuviera viviendo su vida bajo una nube oscura y cambiar su forma de pensar y funcionar en sus actividades diarias. También puede manifestarse en síntomas físicos como fatiga, aumento o pérdida de peso, problemas de concentración y dolores y molestias inexplicables. Pero hay formas de sobrellevar la depresión, mejorar su estado de ánimo y bienestar físico, y recuperar su sentido de esperanza.

Trauma. No es inusual experimentar estrés traumático después de una enfermedad potencialmente mortal como el COVID-19, especialmente si estuvo hospitalizado (a) y recibió cuidados intensivos. El estrés traumático puede destruir su sentido de seguridad, dejándolo agotado (a) física y mentalmente, abrumado (a) por el dolor e incapaz de dormir o concentrarse adecuadamente. A menudo, estos síntomas comenzarán a desvanecerse gradualmente a medida que la vida vuelve a la normalidad. Pero si no puede seguir adelante, es posible que necesite ayuda para el trastorno de estrés postraumático (TEPT) para recuperar su equilibrio emocional.

Estrés. Si bien los altos niveles de estrés pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental, hay muchas cosas que puede hacer para reducir su estrés. Mientras lidia con los síntomas prolongados de COVID, intente reducir sus responsabilidades y aprenda técnicas simples pero efectivas de manejo del estrés para ayudarle a sentirse más tranquilo (a) y concentrado (a).

 

 

Recuerde: al cuidar su salud mental, también puede reducir los efectos debilitantes de sus síntomas físicos posteriores al COVID.